TRABAJANDO EN LA ESCUELA CON EL SINDROME DEL TRASTORNO POR HIPERACTIVIDAD Y DEFICIT DE ATENCIÓN (TDAH)

De todos los trastornos de personalidad que nos podemos encontrar en la infáncia/adolescencia, uno de los más comunes y visualmente más, digamoslo asi, "espectaculares" por lo mucho que se ve en un niño es el llamado TDAH.

Por desgracia, estudios científcos revelan que este trastorno está en auge: un X % de la población escolar lo padece, y lo que es más grave, parece que el porcentaje de población infantil afectada va en aumento año tras año.

Pero hay que tener en cuenta que se debe ser muy cuidadoso a la hora de hablar de estos porcentajes. Un buen diagnóstico del TDAH debe saber discernir de los casos que realmente tienen esta problematica de los que presentan comportamientos de defensa temporales debido a una causa externa.

Un niño que se muestre rebelde como reacción al divorcio de sus padres no debe de ser confundido con un niño con TDAH. Este último mostrará un patrón de conducta estable de comportamiento considerado asocial, de inicio normalmente en edad temprana, llegando a la cúspide en la adolescencia y tendiendo hacía una suavización de la sintomatología hacía bien entrada la veintena.

Este trastorno requiere, tanto para los padres como para los educadores, un esfuerzo conjunto debido al riesgo social que conlleva este trastorno de caer en una espiral de comportamiento antisocial y el peligro de caer en conductas límites y/o delictivas.

¿Por qué es tan problematico este trastorno?

Los profesores que hayan tenido un alumno diagnosticado con TDAH conoceran bien el siguiente listado de problemas que conlleva tener en un aula un niño con este problema:

-Imposibilidad de mantener la atención en las tareas encomendadas.

-Necesidad constante de llamar la atención, tanto de profesores como compañeros, interrumpiendo el discurrir de la clase. Esta busqueda de atención se puede traducir en desafios a la autoridad del maestro mediante ataques personales y desafios.

-Intolerancia a la frustración.

-Arrebatos de ira descontrolada, en mayor o menor medida dependiendo del caso.

-Imperturbable ante los castigos, dificultades para separar lo que es correcto de lo incorrecto.

-Dificultades para concentrarse.

-Problemas constantes en horas de recreo.

-Dificultad para seguir las normas y facilidad para quebrarlas.

¿Como reconducir esto? La situación es conflictiva desde muchos puntos. El profesor ve amenazado el equilibrio de la clase, los compañeros del escolar afectado tambien corren peligro de ver alterado su vida estudiantil y su desarrollo, y obviamente, tambien el alumno con TDAH se ve afectado por la situación. No hay que olvidar nunca que es un niño enfermo, con un problema con el que se debe enseñar a convivir, y que es él en primera instancia el que sufre las consecuencias.

-Apoyo total de la família al menor. Esto no incluye transigir con la conducta del niño del, sino aprender tanto a como tratarlo mediante el contacto con un profesional de la psicología como respetar escrupulosamente el régimen farmacológico prescrito para cada caso. Sin este apoyo, cualquier tipo de trabajo que se quiera realizar con el menor es baladí. En el caso de la medicación, se debe tener en cuenta por parte de los profesionales que trabajan con el niño subrayar a los padres la importancia de mantener a rajatabla el régimen de medicación, incluyendo las visitas concertadas al psiquiatra para regular las medicación pertinente.

-No perder la calma. Perder los estribos cuando un paciente de TDAH, aún más en un niño, está en plena crisis solo conduce a que la situación degenere. En esos momentos, si el niño está en grupo clase, se le debe de separar inmediatamente del grupo, esperar a que el brote disminuya sin darle la razón en ese momento (que puede ser casi delirante/histerico por su parte) respondienole con calma y con lógica y hacerle constar que su comportamiento no ha sido el adecuado. Una vez finalizado el tiempo prudencial de espera, y si el alumno y la clase están suficientemente calmados ( y las circunstancias lo permiten), devolverlo a clase.

-La necesidad de trabajar con el grupo clase. Se debe transmitir al grupo clase donde está el menor, sin estar él presente, de la especial condición de su compañero. A estos efectos, las charlas que nosotros hemos aplicado las detallaremos en profundidad en otro articulo.

-Recordar siempre que el alumno no disfruta actuando como actua: Tener un alumno que le reprocha cuando actua incorrectamente con el mensaje de "lo estás haciendo mal" suele resultar más bien inútil. El niño no puede controlar totalmente cuando está haciendo algo mal, y cuando se da cuenta de ello ya es tarde. Recordarselo solo provocará una reacción de autodefensa y de cierre, que hará que la situación de conflicto se alargue. Una actuación adecuada para llamarle la atención sobre una actuación correcta serían comentarios tales como: "a ti te parece que esto está bien?" o "estoy seguro que puedes hacerlo mejor".

-La importancia del adulto de referencia: Hay un componente dentro de las situaciones en las que nos hemos encontrado con alumnos con TDAH, en especial en los casos realmente conflictivos, que ha resultado clave. Hablamos de la necesidad de una persona preparada para actuar con el niño, no solo en los momentos en que necesite ser separado de la clase y soltar sus crisis de agresividad de una manera verbal, si no de una persona capacitada para hacerle entender sus emociones, en la que el niño pueda descargar verbalmente su frustración (que la tendrá por no sentirse "normal") y hacerle sentir que hay una salida a su situación y una posibilidad de futuro. Esta persona puede ser un velador o una persona preparada en terminos de salud mental (psicólogo, auxiliar de clínica...), o un profesor con experiencia.

El tratamiento e integración de estos niños es un transito difícil, pero no imposible. Actualmente la medicación consigue que los alumnos afectados de TDAH lleven una vida normal, pero siempre hay baches en el camino para los que se debe estar preparado tanto família como cuerpo educativo.